En el Maracaná, Brasil derrotó por penales a Alemania tras igualar 1 a 1 en los 120'. Neymar aventajó a los locales, Meyer empató para los europeos.

Foto: Conmebol.com
Con el peso de la historia a cuestas Brasil salió en busca del partido desde el pitido inicial. tal es así que Neymar desperdició una chance clara antes de los 5. Allí fue donde Alemania hizo el click y entendió como jugar el partido. Los hermanos Bender se adueñaron lenta y progresivamente del centro del campo, a esa posesion en el medio le sumó profundidad por las bandas, medio por el cual lastimó en varias oportunidades. Una de ellas, a los 10 minutos, por parte de Brandt, quien con un remate estrelló la pelota en el travesaño.
Por parte del local eran todos arrestos individuales, poco juego colectivo y en muchas situaciones se encomendó a su máxima figura, Neymar, quien sobre el ecuador de la primera parte fabricó una falta cera del área de Horn. Con gran exquisitez y un poco de ayuda del travesaño, el jugador de Barcelona puso arriba a la "Canarinha" y desató la locura de más de 78 mil personas.
Con la ventaja, las presiones se liberaron y Brasil comenzó a tener un volumen de juego que no se había visto en gran parte del torneo. Los laterales pasaron constantemente, Gabriel Jesús se asoció con los volantes y con Neymar, el que estuvo inconexo fue el personaje principal, el 9, el que debía hacer los goles, Gabriel Barbosa nunca encontró el partido y siempre estuvo una marcha atras del resto de sus compañeros.
A pesar del buen momento de Brasil en el partido, 2 distracciones en pelotas detenidas le pudieron haber costado el partido. Primero Weverton salvó magistralmente su arco tras un disparo de Meyer, luego Bender reventó el travesaño de cabeza.
Las sensaciones del final del primer tiempo se confirmaron en el comienzo del segundo. Antes del cuarto de hora, tras una gran jugada colectiva que terminó Meyer, el capitán enmudeció el Maracaná con un buen disparo que venció la resistencia de Weverton. Los fantasmas rondaban más que nunca.
Alemania se acomodó mejor en el terreno de juego, parecía que podía dar la gran sorpresa y los fantasmas ya habían adentrado en los cimientos del estadio, tal es así que ante cada seguidilla de toques alemanes, una silvatina ensordecedora se apoderó del ambiente.
El dueño de casa pudo ganarlo con Neymar, con Gabriel Jesús y con el ingresado Felipe Anderson, pero por impericias a la hora de definir, el partido se fue al alargamiento.
En el tiempo extra Brasil buscó de todas las formas posibles el gol que le dé la victoria, pero no supo ganarlo. Alemania, ya agotado físicamente, movió la pelota de un lado al otro durante gran parte del segundo tiempo suplementario y la medalla de oro se definió por penales.
Del lado de Brasil Renato Augusto, Marquinhos, Rafinha y Luan patearon sus penales de forma exepcional si se tiene en cuenta el contexto.
En cambio, Weverton adivinó todos los lados de los penales alemanes, pero convirtieron Ginter, Gnabry, Brandt y Suele, mientras que el arquero de Atlético Paranaense le contuvo el disparo a Petersen,
El encargado de ejecutar el penal definitorio, como si estuviera escrito en algún libro, fue Neymar, quien lejos de ponerse nervioso (al menos en la ejecución) la acomodó a la izquierda del arquero Horn y rompió en llanto. Un llanto que no entiende de dinero en el banco, un llanto de un chico que fue presionado durante toda la olimpiada, un chico que fue apuntado cual delincuente en los fracasos 14-15. Un llanto que solo los que viven el deporte con pasión lo van a entender.
Brasil consiguió su primera medalla dorada, sufriendo, no podía ser de otra forma, saldó su deuda con la historia.
Por: Lucas Olmedo
Twitter: @lucas_olmedo16